Es un recorrido por la parte más íntima de la arquitectura árabe: las estancias secretas, los baños, las azulejerías. Unos lugares dedicados al deleite y la purificación, donde el escenario tenía que estar a la altura de la importancia que para esa cultura tenía el cuidado corporal, que iba unido inexorablemente al cuidado del espíritu. La azulejería ornamental revestía los muros y acompañaban al murmullo del agua en unas rutinas cotidianas que se realizaban con precisión matemática, como la geometría de los azulejos.
En las obras de la serie Hammam se respira la paz de unas estancias vacías que han guardado celosamente, a lo largo de siglos, la intimidad de lo que en ellas se vivió.
